miércoles, 23 de marzo de 2011

VILLAPANÉS VERSUS LOLA FLORES

El Palacio de Villapanés, perteneció a un hombre culto y refinado que poseyó una impresionante biblioteca. Su interior, decorado con pinturas murales de las cuales apenas quedan ejemplos en Jerez, a pesar de que hubieron muchas más, representan alegres escenas en trampantojo o "trompe l´oeil" que nos llevan a un ambiente idílico. Su arquitecto, documentado por mi compañero de blog, José Manuel Moreno Arana, se inspiró en estampas centroeuropeas para diseñarlo y para concebir su fachada, esta sí, ideada para tener una amplia perspectiva y poder ser admirada sin impedimentos, una novedad urbanística en el Jerez del XVIII, como estudió Fernando Aroca en sus tesis doctoral.

Pero... Llegó el siglo XX y tras ser Casa-Cuartel de la Guardia Civil, quedó en el estado de semi-abandono en que ahora lo vemos, infrautilizado por la Junta y decorado con un cartelón de aquéllos que Pacheco sembró por todo Jerez, haciendo un relato seriado de Arquitectura Fantástica.
¿Es que los señores munícipes (los políticos, que quede claro) no tenían otro sitio menos adecuado donde poner a Lola Flores y donde estorbara más para contemplar uno de los mejores palacios de la ciudad? Por ejemplo, en esa otra placita que tan desabrida queda, ubicada entre ladrillazos, allí seguiría en su barrio y la fachada, desembarazada de impedimentos tras trasplantar los garrulos olivos, quedaría como debería de estar: libre y bella para ser contemplada. Claro, que también lucirían muy lindas las modernas "pinturas" que, actualmente, la ornamentan....














Los políticos, al igu
al que hacen todos los funcionarios públicos, deberían hacer unas oposiciones para demostrar si están capacitados para manejar el Patrimonio común que es una ciudad. El responsable de ésto, suspendería.

Esperanza de los Ríos

4 comentarios:

Juan Antonio Moreno Arana dijo...

¿quién tuvo aquí la culpa?

Cartujón Verbenero dijo...

Este caso y el de la ermita de Guía son como dos gotas de agua (aunque no lo parezca a priori). En ambos casos anda por medio Víctor Ochoa que, como buen divo, antepone sus monumentos a los que ya existen. Y culpables... quienes lo permiten o fomentan y encima le pagan.
En la Alcubilla se reformó todo para mayor gloria del "Padre de todos los caballos" que allí se iba a colocar. Al final se machacó la ermita para nada, pue ni el caballo se hizo (afortunadamente, pues costaba un huevo)

Jerez dijo...

Pero Cartujón, se ve que el Divo y el Cacique estaban aliados, ¿o no? porque en una ciudad hay unas normas que como vemos en Jerez, son papel mojado, no me canso de decirlo porque solo se ha hecho el capricho de una "Cabeza" caprichosa e irracional.¿Y vosotros, los técnicos solo estais como adornos de lujo? ¿No podeis hacer nada con estas situaciones?

Cartujón Verbenero dijo...

Esperanza, los divos siempre han sido atendidos en la Casa Grande y sus proyectos han ido directamente a aprobación en el Consejo de Gestión de la extinta GMU. En esta casa nunca ha habido lo que ha habido siempre en todas las administraciones públicas: Un departamento de supervisión que analice los proyectos de iniciativa pública, los informe y le ponga "las pegas". Aquí los proyectos de los divos han venido directamente con la bendición de la Santísima Trinidad. Por eso en muchos casos las iniciativas públicas han sido más borricas e insensatas que las privadas que, esas sí, han sido más controladas mediante el mecanismo de las licencias de obra con sus informes técnicos preceptivos.