viernes, 20 de enero de 2012

COLORES Y HORRORES

casa "Verde" en calle Guadalete

Jerez no fue nunca un pueblo blanco. El color era un elemento presente en la arquitectura, tanto en interiores como en exteriores. Se materializaba en los revestimientos de los muros de nuestro caserío en esgrafiados, decoraciones geométricas, estucos, murales, en azulejos o en las esculturas que coronan casas y templos. El ornato no estaba completo sin estos revestimientos polícromos que ocultaban, en la mayoría de los casos, la pobreza de los materiales de construcción (hoy en día, sin embargo, es al revés; se descarna el enlucido de sus muros, que nunca se concibieron para ser vistos. En fin, modas… modas, que escapan a la normativa sobre protección del Patrimonio).

Detalle de decoración en casa de calle Porvera
Restos del esplendor polícromo que nuestra ciudad tuvo bajo los auspicios del Barroco son los restos de decoración pictórica que se pueden contemplar en la fachada de una casa de calle Porvera, que una restauración reciente ha sacado a la luz; la Puerta del Campo del convento de Santo Domingo, también recientemente restaurada; la casa en peligro de derrumbe de la plaza Mirabal (de la que ya se habló en anteriores entradas) o los restos polícromos que aún se pueden apreciar en la fachada de la Catedral.

Los efectos inexorables del tiempo y el blanqueamiento con cal (o pintura), como sistema más económico para el adecentamiento de fachadas, han ido borrando -y con ello hemos ido perdiendo- las huellas de ese colorido pasado.

Hoy Jerez se sigue llenado de color. Pero, no hay que mirar mucho para ver que se hace, en la mayoría de los casos, de forma anárquica y antiestética. En contra de los valores patrimoniales que deben preservarse como propios de ese Bien de Interés Cultural que es nuestro centro histórico. 


Podemos, así, observar una amplia paleta de colores que van desde rosa asalmonado a distintas tonalidades de rojo, del verde pálido al verde limón o al “Butano” o “manteca colorá” que tiñe el exterior del Palacio de Villapanés. Para jerezanos de otros tiempos quedó el deleite de contemplar este último edificio con sus fachadas decoradas con las “excelentes pinturas al fresco”, que alabó Parada y Barreto en su biografía del ilustrado marqués de Villapanés


Y esto sin hablar de otros siniestros revestimientos, que vulgarizan nuestras históricas calles. Éstos se merecen una entrada monográfica.

Podemos decir, no obstante, que el Color en el centro histórico posee una normativa, que protege de estas aberraciones cromáticas. Afortunadamente el PGOU recoge una serie de ordenanzas relativas al Color en el conjunto histórico-artístico:

Art. 10.3.14. Color.

Tanto para edificios de nueva planta como para los catalogados se procurará el empleo de los colores tradicionales del Centro Histórico de Jerez detectados tras el estudio realizado sobre el mismo. Básicamente se trata del blanco, albero y, puntualmente, el almagra para fachadas, marrón y blanco para carpinterías y negro, blanco y verde para cerrajerías.

Cuando las condiciones de diseño lo requieran podrán emplearse otros colores como gamas tierra para los paramentos, siempre en colores claros.

En el RECINTO INTRAMUROS el color blanco de fachada será obligatorio salvo que se justifique otro color como el original del edificio mediante estudios de carácter científico.

Para la rehabilitación de edificios catalogados como Interés Específico o Interés Genérico será obligatorio el estudio del color original y su recuperación. Cuando en estos edificios simplemente se pinte la fachada será, así mismo, obligatorio ese estudio salvo que se vaya a pintar en blanco.

Se consideran colores especialmente disconformes con el entorno, y por tanto expresamente prohibido su empleo en fachadas:

- Colores primarios o secundarios: azules, rojos, amarillos, verdes, rosas, naranjas, violáceos, así como sus variantes.

- Almagra, salvo en edificios singulares como resultado del estudio del color.

- El uso conjunto en un mismo edificio de colores albero con colores almagra.

La casa "verde" de Guadalete en el PGOU


Sólo hay que pasear por el centro para comprobar un panorama totalmente discordante con lo que expresa esta ordenanza municipal. Y es que salta a la vista que ni siquiera se cumple en actuaciones “polícromas” posteriores al actual PGOU y en edificios catalogados. Contraviniendo no sólo esta norma municipal sino también lo regulado por la Ley de Patrimonio de Andalucía en relación a la contaminación visual dentro de los conjuntos monumentales.  


                                                                                                                                      Juan A. Moreno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante. Es algo que siempre me he preguntado. Hay casas en el barrio de San Mateo mal pintadas, incluso el colegio enfrente de la iglesia de San Lucas. ¿No dice nada del uso de azulejos o decorativos sobre el color ya puesto? Creo que tener una ciudad "bonita" es muy importante: genera turismo y autoestima.